miércoles, 28 de agosto de 2013

Los retos y las realidades del sector agropecuario

Desde que se empezaron los procesos de internacionalización, el principal reto del agro nacional en los acuerdos comerciales ha sido cómo garantizar que la agricultura sea ganadora neta en una mesa de negociaciones en la que, nunca, se le ha permitido tener la vocería nacional.
El sector agropecuario representa uno de los asuntos de mayor jerarquía en el proceso de internacionalización de la economía en los últimos 20 años, resultante de su trascendental aporte a la economía nacional, generación de empleo y ocupación pacífica del campo colombiano.
El agro ha desempeñado, siempre, un papel estratégico en las negociaciones comerciales de Colombia, tanto en el ámbito multilateral como bilateral.
Para visualizar los retos y las realidades afrontadas por la agricultura colombiana en las negociaciones durante este periodo, resulta necesario abordar inicialmente la Ronda Uruguay, negociación multilateral realizada en Ginebra, Suiza, entre 1986 y 1994, que le dio vida a la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Allí se generaron los fundamentos técnicos que soportan las negociaciones agrícolas que se han realizado desde entonces, incluyendo sus objetivos, instrumentos y áreas de negociación.
Desde la perspectiva nacional, cabe anotar que en la OMC se obtuvieron resultados concretos, derivados del proceso de solución de disputas –conocido coloquialmente como ‘la guerra del banano’– adelantado favorablemente contra el régimen discriminatorio de importación europeo, además de otras concesiones negociadas con Estados Unidos, la Unión Europea, Japón y Canadá, que permitieron abrir estos mercados para café, banano, palma de aceite y azúcar.
Por esa época, se promulgó la Ley General de Desarrollo Agropecuario y Pesquero No. 101 de 1993, por medio de la cual se puntualizaron los instrumentos constitucionales que otorgan protección a la producción de alimentos y se especificaron las bases de equidad, reciprocidad y conveniencia nacional que se deben tener en cuenta durante la internacionalización.
Desde entonces, el principal reto del agro nacional en los acuerdos comerciales ha sido cómo garantizar que la agricultura sea ganadora neta en una mesa de negociaciones en la que, nunca, se le ha permitido tener la vocería nacional.
más desafíos
El segundo desafío ha sido cómo compatibilizar los legítimos instrumentos de defensa agrícola con los genuinos intereses ofensivos de acceso a los mercados agropecuarios.
Por esa época, se perfeccionaron los primeros acuerdos comerciales de segunda generación, con Venezuela y México, denominado entonces G-3, que posteriormente se estropearía como resultado del retiro de Venezuela –y de la Comunidad Andina– en abril del 2006, decisión originada por la determinación de los andinos de iniciar la negociación del TLC con Estados Unidos.
En el caso de México, la agricultura se excluyó de la negociación en los años noventa, situación que se mantuvo, por exigencia de ese país, en la renegociación realizada a mediados de la década pasada.
Entre 1995 y el 2002, los esfuerzos de los 34 países de las Américas se perdieron por la fallida negociación de la zona de libre comercio, fracaso que incentivó la celebración de acuerdos bilaterales entre la mayoría de países.
Colombia perfeccionó así el Acuerdo de Complementación CAN-Mercosur, que, valga decirlo, genera desde entonces un déficit agropecuario apreciable, valorado en 491 millones de dólares en el 2010, como resultado, principalmente, de las importaciones de trigo, maíz y soya.




victor manuel mendez arguellez

No hay comentarios:

Publicar un comentario